miércoles, 3 de abril de 2013

Llueve. Si tu sueño descansara en mi almohada esta lluvia tendría otro significado.
Pero simplemente llueve. Porque tu sexo no duerme dentro mio.


Porque tus manos acarician otra piel tan ajena a la mía que me es imposible imaginar esas caricias.
Porque tus piernas se enredan en otras piernas, tal vez mansas, tal vez furtivas, pero dueñas en tu danza.

Llueve. En el reflejo del vidrio  las gotas se confunden  con las lágrimas que recorren mi rostro.

Lágrimas que brotan porque saben que llueve, porque saben que estas lejos, porque alguien más acuna tu sueño, porque se que no eres mi.

Tristemente llueve...